Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ CENIZO JIMÉNEZ

José Cenizo Jiménez

María Dolores Pradera

Teatro Lope de Vega Sevilla

¿Quién no conoce a María Dolores Pradera? ¿Quién no se ha emocionado alguna vez con alguna de sus canciones, de todos y de siempre? Ver a esta señora de la canción, a esta diva tan divina y tan humana sobre el escenario, con sus más de ochenta años, es todo un privilegio.

El público de Sevilla tuvo esta ocasión durante los días 1 y 2 de junio. El Teatro Lope de Vega, tan cercano, tan emblemático, con tantas buenas noches de teatro, canción o flamenco, se llenó para ver su espectáculo bien titulado “Homenaje”. Homenaje a la canción de toda la vida, al bolero, a la ranchera; homenaje al público, el que da sentido a la música y a los artistas; y homenaje a ella misma, que se lo merece, por lavarnos el alma de rutina y desencanto con la belleza de su voz, con el esplendor, aun, aun con tantos años, de su sonido perfecto, bien modulado, cristalino y hondo.

María Dolores Pradera estuvo acompañada por los músicos Juan Salvador Regalado -requinto, intenso toda la noche-, Guillermo Tapia -a la guitarra, en su justo lugar-, José María Panizo -contrabajo y guitarrón-, Sergio Infante -percusiones-. No hace falta una gran orquesta para conquistar, y no hace falta porque ésta ya lo es, un gran acompañamiento, arropando a la artista, algo frágil ya por los años, pero intacta en la voz, como si fuera un milagro, como fénix perpetuo. Esta mujer se morirá con la voz como los ángeles, ojalá que el tiempo le ofrezca salud y este don para deleite de los que la seguimos, de todos los estados, que la música no conoce fronteras ni clases. Es música, vida, alma: María Dolores Pradera.

Ya no olvidaremos, una vez más, sus mejores canciones, desde las más clásicas (Que te vaya bonito, El rosario de mi madre…) hasta su vinculación, su homenaje a grandes de la música popular como Chabuca Granda (La flor de la canela), Yupanqui (Luna Tucumana), José Alfredo Jiménez (El Rey) o, entre otros, nuestro andaluz tan supremo, el gran Carlos Cano, que, en el recuerdo, en las canciones que interpretó la artista la noche del día 1, las Habaneras de Cádiz o María la portuguesa, consiguió iluminar su rostro, darle una sonrisa. Nuevamente magistral su voz y su porte, a pesar de la edad, que aún respeta su voz espléndida.