Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
REDACCIÓN

La editorial Almuzara acaba de publicar La soledad del azar, un libro del autor onubense Juan Cobos Wilkins en el que los personajes elegidos para la confección de los relatos están, nunca mejor dicho, atravesados por la soledad y la intervención del azar. En unos casos la soledad de los personajes alimentará o rastreará con vehemencia lo azaroso de su peripecia, casi como en una perversión necesaria, como un onanismo. En otros, la pureza del azar desvelará la verdadera soledad, aquella que incluso no reconocemos o tenemos sólo por aparente.

 

Según Cobos Wilkins, en La soledad del azar “están el dolor y la magia, la rebeldía y la emoción, el asombro y la perplejidad ante la vida, la denuncia de lo injusto, de lo infame. Las historias tienen y contienen un soplo inquietante, sin olvidar el guiño irónico y un cierto humor mordaz.”

 

Con un amplio registro narrativo, el autor de El corazón de la tierra construye un libro de relatos orgánico, un mecanismo de relojería que, precisamente por previsible, logra suspendernos en la emoción con dos agentes transformadores de fondo;

la soledad y el azar, dos elementos capaces de producir la metamorfosis de nuestra realidad, capaces de hacer aparecer el misterio, lo asombroso en nuestra aparente cotidianidad.

 

Las historias engarzadas son de luz y sombras, y por eso se plantean desde su haz y su envés, y deben leerse según las pautas de su narrador, de esta forma cada relato siempre hace aparecer, destripa o añade la otra cara de lo aparente. Qué suerte corremos en cada viaje, qué inquietud es la que hace aparecer el gran pasado de una vieja prostituta, qué une la escena más cotidiana a la célebre historia del hombre muerto de la playa, ¿puede el azar convertirnos en un ángel de la guarda? ¿En Lucifer? ¿Qué nos une a una maldita pintada en la pared o a un CD pisoteado en el suelo?.