CHINA, OLIMPIADAS Y EL LINCE IBÉRICO 09.08.2008
No soy un profesional del conocimiento, pero sí tengo algo de sabio, quiero decir de la posibilidad de saborear la vida. Sé algunas cosas, no demasiadas, sobre olimpiadas en general. Es verdad que aquel conjunto de Ciudades-Estado que conformaban lo que hoy conocemos por Grecia, se tiraban a matar, igual que hoy ocurre entre distintas comunidades autónomas españolas, aunque sin llegar a lo de Esparta y Atenas.
Cuando reinaba la paz, o se pactaba por un tiempo, los griegos dejaban a un lado las lanzas y se dedicaban a lanzar discos y a correr que se las pelaban. Este fue el inicio o, si lo prefieren, el invento de las Olimpiadas. Aquello quedaba entre ellos y en la actualidad se extiende para todo quisque, incluidos en el quisque los Emiratos Arabes y Afganistán, siempre, ay Dios, en perenne guerra los ciudadanos afganos. Ya ven que hoy, por colocar una leche de actualidad, el ejército de Georgia ha invadido y masacrado Tskhinvaladi, capital de una región separatista llamada Oseitia del Sur (ya ve, querido lector, lo que nos importa la incursión militar), y, rápidamente, la Rusia militar del demócrata Putin ha invadido y tomado una buena parte de esa capital de nombre tan enrevesado y muertos a manos de unos y otros.
Ocurre a veces -ignoro si en China, aunque todo parece indicar que sí-, que la libertad en determinados países está mermada y no parece conveniente que las banderas, símbolo de naciones libres, se paseen por lugares donde todos los calificativos que se pueden añadir al sustantivo libertad, por ejemplo, de expresión, religiosa o ideológica, se hagan cómplices de los que ejercen el pensamiento único. Claro que los euros son los euros y los dólares son los dólares, y más claro es que la tierra que vio nacer la pólvora es hoy un auténtico “polvorín” de riqueza al que todos tienen que rendir pleitesía, todos menos el enjambre de pobres periféricos de Pekín, ya que el gobierno que ha apuntado con una paloma de paz en la ceremonia de hoy, tiene prohibido al enjambre citado el acceso a la ciudad desde mediados de julio.
Recuerden que cuando Hitler, con el beneplácito de las asustadas naciones democráticas, montó “sus” olimpiadas, el gobierno de la II República Española vetó la presencia de nuestros atletas en el circo “libertario” de don Adolfo. Tres años después, las tropas alemanas invadieron Polonia y comenzó la Segunda Guerra Mundial. Por recordar, que no quede en el olvido que el gobierno republicano organizó una olimpiada popular a celebrar en Barcelona, olimpiada que hubo que suspender porque el día anterior a su comienzo, lo que son las cosas, se inició la Guerra Civil española.
Al menos, algunos mandamases de naciones europeas han pronunciado suavemente algunas que otra cosilla sobre la libertad. El lince ibérico no ha dicho ni pío.