Sin ningún misterio, tan sólo saber qué ropa iba a cubrir a la guapa Angela Vallvey y qué sonrisa teníamos que soportar del polifacético Fernando Savater. Guapísima ella. Locuaz él.

        

Estoy a favor de que el editor haga con su dinero lo que le plazca, pero sin tomar por boba a la ciudadanía. Y menos aún, que las páginas de “cultura” de algunos medios de comunicación dediquen sus espacios a esta fiesta de sociedad en que se ha convertido “el Planeta”.

 

Habrá que empezar a leer ambas novelas, observar el bostezo que vendrá y arrojarlas o regalarlas si se produce el segundo de ellos, bostezo.

 

Tuve que ser yo, bajo el seudónimo de “El husmeador”, el que escribiera la primera, a lo más la segunda, reseña a la novicia, en aquellos tiempos, Angela a requerimiento de Jesús Munárriz. Tengo que recuperar esa “perla” y volcarla en esta nueva época de “Papel Literario” que, aunque no es de papel, se mueve con cierta desenvoltura en su navegación.

 

Por “La hermandad de de la buena suerte”, don Fernando ha recogido eso tan baladí de 600.000, baladí por el momento actual. Lo mejor guardarlos en el calcetín y esperar pero con la pasta gansa asegurada.

 

La contrincante de Arturo González, siempre gana ella, se ha embolsado 150.000 euros, de momento, por un maravilloso y sugerente título tan cercano a la realidad de afilar de navajas en el mundo de la poesía, ya digo, “Muerte entre poetas” se hace acreedor a su lectura y más, como leo, si las intrigas y cuchilladas son un simulacro de lo que ocurre a causa de los “bolos” (euros) que Instituciones (Ministerios, diputaciones y Ayuntamientos) regalan a los pertenecientes a una tribu de poetas y niegan el pan a los de la otra.

 

Hoy Angela, la bella Angela, no tiene escasez. No le es necesario recurrir a los husmeadores de provincias.