Revista Digital de Literatura y Crítica Literaria

        
JOSÉ GARCÍA PÉREZ
DOMINGO DE RAMOS

La Pollinica de Málaga

 

 

         Nieves, la anciana del Barrio de la Trinidad, encala la vieja fachada de su casita de calle Carril. Espera la presencia de su Cautivo para la tarde de su Lunes Santo, lunes blanco de Málaga.

 

         La moza de los ojos verdes, la que anima con su paso el rocío marchito de los jubilados que hablan y hablan en los bancos del Paseo del Parque, recoge la mantilla que paseará en la tarde del Jueves Santo.

 

         Raúl, que baja de la Cártama del Valle del Azahar, amontona con pulcritud los cascarúos en su puesto de Mármoles.

 

         Ya ha preparado Ana las sillas plegables en la perseguida y cofrade calle Carretería y los bocadillos y torrijas para entregar a sus hijos al paso del trono la Sangre, cofradía tan en boca de políticos en los preliminares de esta semana de Pasión.

 

         Aprende el gitano Rosendo la letra de sangre que quiere cantar en la esquina de calle La Yedra. “Atadas tienes tus manos/ y yo tengo mi castigo,/ atado mi corazón/ sálvame Señor Cautivo.”

 

         Buarfa no entiende mucho de estas cosas, pero ha preparado una buena cantidad de distintas cajetillas de tabaco para obtener una semana de pensión en una posada de calle Camas.

 

         Media Málaga, representando todas las clases de poder, tiene ya las invitaciones para la farisaica tribuna de la Plaza de la Constitución; la otra mitad, representando una Málaga diferente, piensa en la forma de buscar un sitio por las inmediaciones de la Tribuna de los Pobres.

 

         El legionario saca brillo a todo; el general a las condecoraciones, el ateo observa el firmamento; el joven del flamante traje azul marino cepilla sus solapas; la muchacha esperará al trono que porta su novio a su paso por calle Larios; el obispo buscará en la misa de alba del Cautivo la solución a sus dudas de fe; el cirio será prendido y el niño colocará su mano, a manera de patena, esperando el calor de la cera.

 

         Es Semana Santa. Días de fe evangélica para unos pocos. Días de religiosidad para otros, de copas para algunos y de turismo para cualquiera. Es Semana Santa, momento en que el arte cobrará vida a la sombra que cobija el aliento del asombro. Semana Santa, espectáculo fusionado de pueblo y religión.

 

         Pero hoy es el día en que la Pollinica gritará “hosanna” al Mesías. Mañana, tras la manipulación del poder religioso y político, el pueblo gritará “crucíficale” al Hombre.

 

Será entonces cuando el Dolor prenderá por las calles de Málaga.